La infidelidad ha estado
presente siempre en la historia, tanto en hombres como en mujeres, siempre mal
vista por muchos, aunque curiosamente sigue siendo una de las causas más
comunes en rupturas de pareja.
Contrariamente a lo que
suele pensarse en general, la infidelidad es buscada más por problemas
emocionales que meramente sexuales, es decir, no tiene tanto que ver la
insatisfacción sexual con la pareja como una búsqueda de un sentimiento que va
más allá: buscar amistad, apoyo, comunicación y comprensión porque sentimos
ésta carencia por parte de nuestra pareja.
Hay múltiples causas que
pueden provocar que se dé la infidelidad:
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El factor que considero fundamental es la falta de comunicación y confianza para
decirle a nuestra pareja lo que nos falta y necesitamos. Cuando comenzamos una
relación tendemos a idealizar a esa persona, pero cuando el tiempo va pasando,
puede que nos demos cuenta de que no somos tan compatibles como creíamos. Poco
a poco hay un abandono mutuo de la pareja, surgen decepciones y a veces esto
provoca que busquemos inconscientemente esa nueva persona que nos haga
sentirnos queridos y valorados.
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A veces nos sentimos vacíos, desesperanzados y deprimidos, en éste estado
podemos tender a seguir buscando lo que creemos que puede ser nuestra “pareja
ideal” y aunque no sabemos exactamente cómo sería esa persona tendemos a seguir
buscándola.
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Nuestra infancia
también se ve determinada por la conducta familiar que hayamos vivido, si de
niños fuimos desatendidos, o sobreprotegidos e inseguros es mucho más probable
que de mayores seamos infieles a nuestra pareja. También en la vida adulta hay
muchos padres que siguen influyendo en la vida de pareja ya que al faltarle
esos límites en la infancia les provoca ese sentimiento de abandono que
incitará de igual manera a la infidelidad cuando no se sienta protegido.
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Otro gran enemigo de la fidelidad es la monotonía, una pareja sumida en la
rutina, el aburrimiento y la falta de motivación para que se produzca un cambio,
es mucho más vulnerable a éste factor.
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Problemas
sexuales o relaciones sexuales poco frecuentes también, por
supuesto, es otro factor que lo provoca aunque en éste caso, las infidelidades
suelen ser más una búsqueda de satisfacción sexual que emocional.
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El miedo
a perder la libertad cuando nuestra pareja nos resulta asfixiante, o bien
una de las partes tiene miedo al compromiso y se sienten atrapados intenta
sentirse libre cometiendo actos infieles.
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Hay infidelidades que en cierto modo también
son consentidas por la otra pareja,
en casos en los que la relación está muy deteriorada existen miedos a la soledad, a sentirse
abandonado o desprotegido. Estas personas consienten la infidelidad aunque no
lo comuniquen, sabiendo que ésta se da esporádicamente. Sufren en silencio,
pero temen dar el paso de comunicarse con su pareja por el miedo de quedarse solos.
Con todo esto, aunque
existen como veis múltiples causas, creo que no siempre es todo culpa de quien
comete los actos infieles, hay que valorar siempre y pensar por qué ha pasado
esto, cuál es su causa, si tiene solución y sobre todo aprender a comunicarnos
sin miedo con nuestra pareja. Muchas veces no el que es infiel es el culpable
de todo, quizá si escuchamos y entendemos sus razones podemos entender mejor
por qué se ha producido, quizá está buscando carencias sexuales, emocionales o
intelectuales que no le hemos podido dar.
La infidelidad es
simplemente un síntoma de que algo en nuestra relación de pareja está fallando,
por lo tanto, es un bueno momento para pensar cómo podemos solucionarlo e
intentar mejorar nuestra comunicación, tanto si nos vemos con capacidad para
hacerlo nosotros mismos como si necesitáis la ayuda de un terapeuta de pareja.
¿Perdonarías
una infidelidad a tu pareja?