miércoles, 12 de junio de 2013

¿CÓMO CONTROLAR EL ENFADO?

 

El enfado es una reacción negativa que supone, en cierto modo, una negación de la realidad y nos lleva a sentirnos peor con nosotros mismos.


La mayoría de nosotros pasamos demasiado tiempo enfadados, con los hijos, en el trabajo, con nuestra familia, con amigos… e incluso todo esto puede hacer que tenga graves consecuencias, como está demostrado, en trastornos coronarios, dolores de cabeza, etc.


Generalmente, nuestros enfados van ligados tanto a nuestro ego como a nuestras expectativas o nivel de exigencia que tengamos. Es decir, tanto si nos enfadamos a menudo como si éstos se dan en situaciones determinadas, tenemos que aprender a identificar por qué se dan, ser conscientes de ello y las consecuencias y reacciones que provoca en nosotros. No somos tan importantes para los demás para que todo lo que digan o sientan tenga que ver con nosotros. En el momento en que aprendamos esto nos resultará mucho más fácil controlar la ira.

 
Creo que es tan perjudicial expresarlo de malas maneras como guardar esa ira y reprimirla, ya que cuando estalla, las consecuencias pueden ser aún mayores.  

 

 
 
Por todo ello, me gustaría mostraros unos cuántos consejos sobre cómo podemos controlar nuestros enfados:

 
- Cuando seamos conscientes de que nos estamos enfadando, respiremos tres veces profundamente y a continuación intentemos imaginar las consecuencias que esto puede causar.

 

- Intentemos analizar qué provoca nuestra ira, con qué personas y así podremos evitarlo mucho mejor. Si aceptamos a los demás tal y como son, nos ayudará a comprenderlo mejor y mejoraremos a la vez nuestras relaciones con los demás. En éste momento, acordémonos de lo mejor que tiene la persona que tenemos delante y esto apaciguará en cierto modo nuestro enfado.

 

- Expresemos nuestras emociones y lo que nos está haciendo sentir en ese momento. Muchas veces tendemos a pensar que los demás saben lo que nos pasa o lo que nos duele y la mayoría de las veces no suele ser así. Comunicar nuestros pensamientos y cómo nos sentimos de forma tranquila apacigua a las fieras.

 

- Salgamos a dar un paseo, a correr, a tomar el aire, a gritar a pleno pulmón… eso ayudará a cambiar nuestra actitud.

 

- Sólo podemos tener control de nosotros mismos, de nuestras respuestas y de nuestro comportamiento, lo demás está fuera de nuestro control. Quizá sintamos que la persona que nos enfada no tiene razón pero serán “sus” razones tan válidas como las tuyas… ponernos en el papel de quien tenemos en frente también puede hacer que comprendamos mejor la situación. Muchas veces vemos las cosas blancas o negras, busquemos las grises!!

 

Controlar el enfado no es lo mismo que reprimirlo. No digo que tengamos que callarnos y tragar nuestro dolor, pero aceptar y sentir lo que decimos sinceramente, no nos provocará herida.

 


Si aun así sentimos que se nos escapa de las manos, que nuestra ira inunda nuestra vida,  mejor acudir a un especialista que vivir en una amargura constante el resto de nuestra existencia, ¿no creéis?

 

 

 

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