El dinero y cómo lo
manejamos en nuestras vidas está asociado a muchos más factores emocionales de
los que a primera vista podíamos pensar ya que afecta a nuestra autoestima y es
algo fundamental para insertarse en la sociedad. Se dice que da poder, posición social,
seguridad e incluso que todo lo puede.
Cómo manejemos nuestro
dinero depende en gran medida de nuestras carencias afectivas y vivencias a lo
largo de nuestra vida. Es una energía vital que es manipulada por nuestros
mandatos mentales, sobre todo el miedo. Nuestro mundo material se refleja
perfectamente en nuestro mundo emocional. Cuando tenemos un gran temor éste
produce una inseguridad que genera en nosotros auto-críticas o castigos creando
diferentes conductas como la ludopatía, la avaricia o el despilfarro. Para que
lo entendáis mejor voy a poner algunos ejemplos:
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La persona
avara piensa que cuanta mayor cantidad de dinero posea mayor seguridad
tendrá en un futuro. Suelen ser personas
negativas, con malestar continuo e inseguras, con un alto control de sus
impulsos, del orden y muy rígidas, que buscan esa carencia a través de lo que
creen les da seguridad. Viven toda la vida en la miseria sin disfrutarla y
aunque suelen llegar a tener enormes cantidades de dinero al pasar su vida se
dan cuenta de que su malestar sigue ahí y cada vez sienten mayor incapacidad
para vivirla plenamente, ya que éste círculo vicioso se hace cada vez mayor, al
cabo del tiempo esto se acrecentará.
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En el lado contrapuesto, pero no por ello muy
diferente en cuanto a carencias con el anterior, está la persona despilfarradora. No pueden retener el dinero, gastan más de
lo que deben hasta llegar a veces a un nivel de pobreza absoluta. El miedo es
el mismo pero su comportamiento se expresa de manera opuesta al anterior.
Generalmente han tenido cerca en su infancia personas que han sido avaras y no
quieren parecerse a ellas, piensan en el disfrute momentáneo, viven al día creando
una falta de responsabilidad importante en el futuro debido a ese sentimiento o
carencia de afecto, soledad y abandono.
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La ludopatía
implica una falta de control de impulsos que les lleva a una satisfacción
momentánea que calma su ansiedad pero que una vez llevada a cabo conlleva un
alto nivel de culpabilidad y sufrimiento por haber gastado ese dinero que
generalmente no pueden gastar.
En conclusión, el tener
dinero y manejarlo adecuadamente depende en gran medida de la estima y lo que
nos queramos a nosotros mismos. Está claro que el dinero es imposible que no
nos interese en nuestra vida, nada es gratis, pero si podemos aprender a
adecuarlo mejor, hará nuestra vida mucho más plena. No es lo mismo valorarlo
como posesión, como necesidad, o como medio de disfrute o gozo. En el momento
en el que esto suponga un descontrol, un sufrimiento o un estado de ansiedad,
es cuando deberíamos replantearnos nuestra manera de manejarlo y nuestro propio
estado de bienestar personal.