Un día te despiertas por la mañana, miras la persona que
tienes al lado y te haces ésta pregunta ¿será la persona definitiva en mi vida?. ¿Quién no se ha hecho ésta pregunta alguna vez?
El enamoramiento quizá es el causante de ésta pregunta,
mientras estamos enamorados (tiempo que puede abarcar de nueve meses hasta
cuatro años), sentimos atracción por la otra persona sin ver defectos, todo es
como si estuviésemos flotando y es una
fase en la primera etapa de nuestra relación tan fuerte que luego es difícil de
asumir cuando esto va decayendo poco a poco.
Con el tiempo la realidad va haciendo que descubramos que
nuestra pareja no es como nosotros pensábamos, surgen incompatibilidades,
discusiones y desencantos. En ésta etapa miramos más lo negativo y llegamos a
conclusiones a veces equivocadas, como romper nuestra pareja o matrimonio o
simplemente vivir resignados junto a alguien sin esperanza de poder cambiar
nada junto a ella.
Pero esto no tiene por qué ser así, ni acabar de esas dos
maneras. En nuestra sociedad, tendemos a
ver las cosas blancas o negras, o es la persona de mi vida o no lo es. El amor maduro consiste en mirar a nuestra
pareja no como nuestro fin para ser felices o no, sino como una responsabilidad
que es parte de ambos.
Muchas veces tomamos decisiones precipitadas por miedo a
sufrir cuando quizá si nos paramos a pensar en las consecuencias una buena
comunicación y asertividad con nuestra pareja podría solucionar muchos
problemas. A veces sólo miramos lo negativo de nuestra pareja en vez de
mirarnos un poquito a nosotros mismos y pensar cómo podríamos resolver nuestra
crisis.
En una relación duradera y para que sea estable tenemos que
cambiar esa idea preconcebida del amor eterno y dejar de buscar amores de
cuentos y convertirnos nosotros mismos en la persona adecuada que realmente
queremos ser para nuestra pareja. Los dos podéis crecer juntos y reeducaros
para propiciar así vuestros intereses en función del otro.
Con esto no quiero decir que tengamos que conformarnos con
nuestra pareja si sentimos que realmente nos hemos equivocado y no coincidimos
ni en gustos ni intereses, que suele verse claramente cuando pasa esa fase de
enamoramiento.
En otras ocasiones escogemos una pareja inconscientemente
porque está ahí en el momento en que lo necesitamos o porque era la alternativa
menos mala.
¿Cómo podemos saber
si realmente es la persona con la que queremos estar entonces?
Es importante sentir ese crecimiento mutuo entre ambos,
sentir que hay afinidades comunes, que realmente la persona con la que estamos
merece la pena para nosotros, y también se esfuerza para que la relación vaya
bien. El esfuerzo siempre implica que hay una motivación para que las cosas
funcionen.
Para salvar los baches es imprescindible que los dos estéis
dispuestos a involucraros, a aceptar defectos de nuestra pareja y asumir que es
así y también a cambiar algunos aspectos de nosotros mismos en bien de la
relación. Si tu pareja cambia alguno de sus defectos porque tú estés mejor con
él o ella indicará que realmente hay una motivación para el cambio.
Pero la verdadera solución para salvar una pareja como ya he
dicho en otras ocasiones será siempre la comunicación asertiva (ponerte en el
lugar de la persona que tienes en frente) y ante todo la sinceridad ante tus
sentimientos y tus actos.
¿Qué opináis al
respecto?
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