miércoles, 19 de junio de 2013

APRENDER A DECIR "NO"


Muchos de nosotros, desde nuestra infancia nos han enseñado que debemos ser amables y ayudar siempre a los demás. Pero lamentablemente hay mucha gente que se aprovecha de éstas situaciones y hacen un abuso de lo que nosotros podemos aportarles.
 
¿ Cuántas veces habéis hecho algo que no os apetecía porque no supisteis decir NO?.
 
 Algunas veces porque nos sentimos obligados, otras porque pensamos que debemos hacerlo, otra porque nos hace sentirnos egoístas... Te ha tocado quedarte con el perro del vecino, o haciendo horas extras en el trabajo continuamente, o se han quedado con un libro que prestaste a un amigo, o has tenido que hacer algo que no te apetezca hacer... Tenemos miedo a decir no por sentirnos menos queridos, miedo a parecer antipáticos, porque no queremos conflictos, inseguridad, baja autoestima...
 
Piensa en todas las veces que has dicho sí cuando te hubiese gustado decir NO y cuáles han sido las causas. Si era por obligación, compasión, por demasiado amor o por una búsqueda de reconocimiento por parte de los demás.



El decir "NO" no implica que vayamos a perder a nuestra familia ni amigos ni vayamos a ser menos amables o generosos. Siempre y cuando estemos seguros de lo que hacemos y mostremos nuestra amabilidad y simpatía la gente nos apreciará por cómo somos y no por lo que hacemos por ellos.
 
Mucha gente puede aprovecharse de la buena fe y abusar en cierto modo porque saben que no eres capaz de decir NO. Esta gente suele utilizar frases como:
 
<No me dejes en la estacada>,  <Pensaba que podía confiar en ti>,  < Creía que eres mi mejor amigo y ya veo que no>...
 
Si os cuesta decir no y pensáis que hacéis muchas más cosas por los demás de lo que realmente os gustaría hacer. Os muestro ciertas pautas para que vayáis practicando y seáis capaces de pronunciar ese "NO":
 
- Piensa cuáles son las personas a las que eres incapaz de decir no, detente en cada una de ellas y piensa de qué manera puedes ganarte su simpatía sin tener que hacer lo que te pidan siendo atento, generoso, animándolos, siendo positivo...
 
- Aunque hayamos dicho ya si a un favor podemos revocarlo y cambiarlo. Prepara un discurso para ello, ensáyalo en casa y luego enfréntate a esa persona.
 
- No tienes que justificarte ante aquellos a los que no estás obligado a dar explicaciones, ni disculparte si no tienes culpa de nada, pídeles que comprendan tu situación pero no sientas que de ello depende tu aprobación, si te muestras seguro de ti mismo la gente te respetará.
 
- Practica continuamente decir "NO" di esta palabra cuando te encuentres sólo, en tu casa, en la ducha, de camino al trabajo...
 
- Aprende a soportar que las otras personas se enfaden porque les has dicho que no, ellos no están acostumbrados a que tengas esas reacciones, si realmente te estiman, ya se les pasará. A parte de ti, no hay nadie a quien le interese que no sepas decir un "no".
 
- Cuando no sepas en algún momento si realmente quieres o no hacer algo por alguien utiliza un "si condicional", demuestra que comprendes la situación, y utiliza un: pues de momento no te lo puedo decir, o, quizá pueda quedarme hasta más tarde, pero entonces mañana aprovecharé para hacer lo que tengo pendiente... Cuantas menos palabras utilices más contundente y segura parecerás.
 
- Fíjate en una persona que admires y sepa decir no, pero no en alguien antipático ni egoísta, sino una persona que admires y aprecies y aprende de ella, mira qué tácticas utiliza para negarse a lo que no
quiere hacer, analízalas, ensáyalas e intenta practicarlas.
 
Aunque en un principio todas éstas prácticas nos parezcan muy difíciles, cuanto más las hagamos más sencillo nos resultará hacerlo y poco a poco aprenderemos el arte de decir "NO". Y al final no entenderás cómo te costaba tanto negarte a situaciones que no deseabas.










miércoles, 12 de junio de 2013

¿CÓMO CONTROLAR EL ENFADO?

 

El enfado es una reacción negativa que supone, en cierto modo, una negación de la realidad y nos lleva a sentirnos peor con nosotros mismos.


La mayoría de nosotros pasamos demasiado tiempo enfadados, con los hijos, en el trabajo, con nuestra familia, con amigos… e incluso todo esto puede hacer que tenga graves consecuencias, como está demostrado, en trastornos coronarios, dolores de cabeza, etc.


Generalmente, nuestros enfados van ligados tanto a nuestro ego como a nuestras expectativas o nivel de exigencia que tengamos. Es decir, tanto si nos enfadamos a menudo como si éstos se dan en situaciones determinadas, tenemos que aprender a identificar por qué se dan, ser conscientes de ello y las consecuencias y reacciones que provoca en nosotros. No somos tan importantes para los demás para que todo lo que digan o sientan tenga que ver con nosotros. En el momento en que aprendamos esto nos resultará mucho más fácil controlar la ira.

 
Creo que es tan perjudicial expresarlo de malas maneras como guardar esa ira y reprimirla, ya que cuando estalla, las consecuencias pueden ser aún mayores.  

 

 
 
Por todo ello, me gustaría mostraros unos cuántos consejos sobre cómo podemos controlar nuestros enfados:

 
- Cuando seamos conscientes de que nos estamos enfadando, respiremos tres veces profundamente y a continuación intentemos imaginar las consecuencias que esto puede causar.

 

- Intentemos analizar qué provoca nuestra ira, con qué personas y así podremos evitarlo mucho mejor. Si aceptamos a los demás tal y como son, nos ayudará a comprenderlo mejor y mejoraremos a la vez nuestras relaciones con los demás. En éste momento, acordémonos de lo mejor que tiene la persona que tenemos delante y esto apaciguará en cierto modo nuestro enfado.

 

- Expresemos nuestras emociones y lo que nos está haciendo sentir en ese momento. Muchas veces tendemos a pensar que los demás saben lo que nos pasa o lo que nos duele y la mayoría de las veces no suele ser así. Comunicar nuestros pensamientos y cómo nos sentimos de forma tranquila apacigua a las fieras.

 

- Salgamos a dar un paseo, a correr, a tomar el aire, a gritar a pleno pulmón… eso ayudará a cambiar nuestra actitud.

 

- Sólo podemos tener control de nosotros mismos, de nuestras respuestas y de nuestro comportamiento, lo demás está fuera de nuestro control. Quizá sintamos que la persona que nos enfada no tiene razón pero serán “sus” razones tan válidas como las tuyas… ponernos en el papel de quien tenemos en frente también puede hacer que comprendamos mejor la situación. Muchas veces vemos las cosas blancas o negras, busquemos las grises!!

 

Controlar el enfado no es lo mismo que reprimirlo. No digo que tengamos que callarnos y tragar nuestro dolor, pero aceptar y sentir lo que decimos sinceramente, no nos provocará herida.

 


Si aun así sentimos que se nos escapa de las manos, que nuestra ira inunda nuestra vida,  mejor acudir a un especialista que vivir en una amargura constante el resto de nuestra existencia, ¿no creéis?

 

 

 

lunes, 3 de junio de 2013

EL PODER DE UNA MIRADA



Estoy segura que muchas veces habéis tenido la experiencia de esa mirada fija por parte de un desconocido que nos mira de manera fija y continuamente. Ante esto seguramente primero hemos desviado nuestra mirada y al momento hemos vuelto a mirar de nuevo para cerciorarnos si nos sigue o no mirando. Si lo sigue haciendo nos sentiremos incómodos y hasta irascibles si esa persona no deja de mirarnos.

 

Las miradas fijas de personas que desconocemos nos resultan tan incómodas como tan placenteras podemos sentirlas por parte de nuestra pareja y es que la mirada es uno de los elementos fundamentales para la comunicación no verbal, por lo que hoy me gustaría hablaros de las distintas miradas y los efectos que ellas pueden producir en nuestro comportamiento.
 
 

- Mirada fija: puede indicarnos amenaza por parte de la persona que nos mira, como ya hemos visto en el ejemplo que puse al comienzo.

 

- Mirada de reojo: observar a alguien pero no de frente, sino de lado. Puede transmitir desconfianza, aunque si las cejas están levantadas, transmite interés o hasta seducción y complicidad.

 

- Mirada social: es la que se dirige al triángulo que se forma entre los ojos y la boca. Comunica cordialidad, apertura y empatía. Esta se produce cuando alguien tiene interés en otra persona.

 

- Mirada esquiva: es la mirada que jamás logra concentrarse en los ojos del otro, sino que los esquiva y la mayoría de las veces se dirige hacia abajo. Comunica desconfianza, temor o que oculta algo.

 

- Mirada íntima: es el tipo de mirada que tiene lugar cuando a una persona le atrae físicamente otra. Comienza dirigiéndose a los ojos, para seguir hacia otras partes del cuerpo. Si esta mirada es devuelta de la misma manera, significa que también hay atracción por parte del otro.

 

- Mirada dominante: la mirada también puede reflejar el poder y la seguridad de una persona así como la sumisión. Una mirada directamente a los ojos segura y mantenida  ante una mirada menos frecuente, esquiva y mirando hacia el suelo nos dirá mucho de quién ejerce el poder ante dos personas.

 

Si aprendemos a diferenciar las distintas miradas, nos servirán enormemente para distinguir la naturaleza de una relación, lo que pretende nuestro interlocutor e incluso si éste mantiene nuestro interés o simplemente le producimos indiferencia.

 

En general, tendemos a mirar más a las personas que captan nuestro interés, que nos caen simpáticas o que nos atraen de diferente manera.

 

¿Qué más información creéis que puede aportarnos una persona según su tipo de mirada?